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Para mantener la paz en la relación, muchos optan por ignorar lo que les molesta. Sin embargo, de acuerdo con un artículo de la psicóloga Leslie Becker-Phelps, publicado en WebMD, aunque tragarte tus sentimientos parece un modo razonable de cuidar su romance, no lo es.
“A veces surge una diferencia demasiado grande como para ignorarla... Cuando surgen este tipo de problemas, las parejas que evitan conflictos no tienen una forma de resolver los problemas en conjunto”, afirma la especialista.
Guardarte el enojo provoca que esos pequeños problemas que no trataron a tiempo se acumulen y estallen de pronto. “Elegir no hablar de sus conflictos les hace guardar resentimiento a largo plazo y puede dañar su relación”, explicó la coach de relaciones Natalie Pizzola al portal The List.
Nunca discutir es algo que Jim Seibold, terapeuta matrimonial y familiar, ve como una bandera roja. “Es imposible estar en una relación y no tener diferencias de opinión, o sentir frustración o dolor”, asegura.
No tener pleitos ocasionales significa que las personas “no están siendo completamente honestas entre sí. También significa que hay pocas oportunidades para abordar los problemas que deben solucionarse”, agregó Seibold.
A menudo, las molestias que no se expresan, tienden a manifestarse de forma indirecta, como la agresión pasiva, porque los sentimientos negativos tienen que salir de alguna manera.
Además, quedarte callada puede perjudicar tu salud y manifestarse físicamente en forma de problemas digestivos, insomnio y dolores de cabeza.
Otro punto positivo de hablar de sus emociones, positivas y negativas, es que es una oportunidad para fortalecer su relación. “Compartir sentimientos te permite hablar sobre la situación que causó la dificultad”, señala la doctora Susan Heiter en Psychology Today.
“De esa manera, pueden descubrir cómo ocurrió el problema y qué hacer para solucionarlo. La resolución de problemas en conjunto hace que los sentimientos negativos mejoren”, agregó.
Es decir, las discusiones son normales en las parejas, pues es una señal de crecimiento y de que están superando la etapa del enamoramiento (donde todo es miel sobre hojuelas), para empezar a construir una verdadera relación a largo plazo.
Eso sí, ambos deben aprender a pelear respetuosamente y de manera justa, sin lastimar, ofender, insultar ni agredir al otro.
Claro que pelear todo el tiempo tampoco es sano, pues sería señal de que tienen demasiadas diferencias y que, quizá, no son el uno para el otro. Como en todo, la clave está en el equilibrio.
Vía: Veintitantos.