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La etapa de la lactancia también presenta cambios en las emociones de las madres, y entre ellos se encuentra la depresión post lactancia.
Existen muchos misterios alrededor del cuerpo femenino que aún no son estudiados a profundidad por la ciencia. Pero existen numerosos testimonios en Internet que corroboran que este trastorno mental es real.
Por ejemplo, en el sitio Momtastic una mamá relató que, cuando dejó de amamantar a su bebé, la invadieron sentimientos de tristeza extrema, frustración, miedo y un cansancio que la hacía sentirse incapaz de realizar incluso sus actividades cotidianas.
Cambios en el cuerpo
De acuerdo con Kelly Bonyata, miembro de la Asociación Internacional de Consultores de Lactancia, una de las explicaciones más populares a este fenómeno se relaciona con los cambios hormonales.
Existen dos hormonas fundamentales durante este periodo de la maternidad: la prolactina y la oxitocina. La primera participa en la producción de leche y crea una sensación de bienestar. La oxitocina ayuda a que la leche salga de los pechos y también es conocida como la "hormona del amor".
Cuando una madre deja de amamantar, sobre todo de manera abrupta, los niveles hormonales descienden y esto ocasiona que las mujeres experimenten un cuadro de depresión.
El papel de las emociones
El aspecto biológico podría no ser el único causante de la depresión post lactancia. El Proyecto de Conciencia sobre el Trastorno del Estado de Ánimo Perinatal (PPDA, por sus siglas en inglés) señala que la relación madre e hijo también debe ser considerada.
La lactancia es una de las primeras conexiones emocionales y profundas que las mamás experimentan con sus pequeños. Por eso, al dejar de hacerlo, es posible que la depresión sea consecuencia de sentir que ese lazo se ha roto.
Esta no es la única relación entre la depresión y la lactancia. Un estudio colaborativo (entre las universidades de Sevilla, Cambridge, Londres y Essex) encontró que las mujeres menos propensas a la depresión posparto son aquellas que pudieron amamantar a sus bebés de acuerdo a sus expectativas.
Al contrario, quienes no lograron cumplir sus deseos de lactancia, corrían un riesgo mayor de deprimirse.
La conexión entre amamantar y la depresión aún no es clara, como menciona esa misma investigación de 2015. Se necesitan más estudios para definir las causas de este fenómeno, así como comprender sus factores tanto biológicos como sociales.
De esta manera podría ofrecerse un tratamiento adecuado a las mujeres que padezcan de depresión post lactancia.
Por: LILIAN PÉREZ.
Vía: iMUJER.