Sé que es difícil porque la mayoría de nosotros también terminamos enojados con los arranques de los niños, pero con paciencia y orientación adecuada te aseguro que mejorarán.
Respira
El niño grita y hace berrinche sin parar. En ese momento, agáchate a su altura y pídele que respire por la nariz de forma lenta y profunda. Hazle entender que no puedes entenderle si no se calma. Lleva la mano a su pecho y repite alguna palabra tranquilizadora como: “Tómalo con calma”, “relájate”, “tranquilo”, “calma”.
Frases que tranquilizadoras
El psicólogo Albert J.. Bernstein dice que hay frases que pueden hacer regresar el control a las personas más enojadas (incluyendo niños).
- Habla más despacio, me gustaría ayudarte.
- ¿Qué te gustaría que hiciera por ti?
- ¿Intentamos resolver el problema juntos?
- Tienes toda mi atención, ¿dime cómo podemos solucionarlo?
Rincón del desahogo
Platicando con la educadora Ale Velasco me recomendó esta técnica que también funciona mucho: Buscar un rincón del desahogo. Es decir, crear un espacio en donde el niño pueda gritar, golpear cojines, llorar… Cada vez que haga un berrinche, pídele que saque toda su furia en este espacio.
No te enganches
Lo principal es que tú no te enganches con los berrinches de tu hijo. Es muuuy difícil, pero recuerda que el adulto eres tú y en ti debe caber la cordura. ¡No te enojes!
Vía: Me lo Dijo Lola.