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Conocido también como nebulizador, el uso del mismo se ha hecho cada vez más hueco en las distintas pautas médicas para el tratamiento de las afecciones respiratorias, siendo el nebulizador a chorro o el ultrasónico los más frecuentes tanto en hospitales como en el hogar.
Estructura y funcionamiento de una máquina de aerosol
En base, la máquina de aerosol se compone de un dispositivo con carga de oxígeno y aire comprimido, un pequeño recipiente donde introducir el medicamento recetado y una boquilla o mascarilla.
Para su funcionamiento, prepare la dosis recetada e introdúzcala en el recipiente ideado para ello. Una vez hecho, conecte el recipiente con el dispositivo, siendo normalmente a través de un tubo con conexión a ambos extremos del mismo.
El propio recipiente de los medicamento tendrá una estructura en la que podrá añadir unas mascarilla o boquilla por la que podrá respirar. Lléveselo a la boca y enchufe el dispositivo si fuese eléctrico.
Mantenga el dispositivo sobre una mesa rasa y póngase de manera cómoda en una silla junto al aparato. El tratamiento suele durar de media unos diez o quince minutos.
Mientras tanto, el medicamento se disolverá gracias a la carga de oxígeno y aire comprimido del dispositivo, convirtiéndose en una mezcla de gas y partículas sólidos o líquidas.
Estas partículas son conocidas como gotas de aerosol, siendo las que finalmente inhalará vida oral o nasal por la boquilla/mascarilla.
Consejos para su uso
Lávese las manos con agua y jabón antes y después de la nebulización y limpie la boquilla o mascarilla tras su uso.
No agregue una cantidad menor o superior de medicamento a lo aconsejado por su médico, ya que podría ser muy perjudicial para su salud.
Respire de manera profunda y continua durante el proceso, evitando ser interrumpido por cualquier agente externo. Para ello, toma asiento en una zona cómoda del hogar y donde no pueda ser molestado.
Si durante el proceso siente ganas de toser, detenga el aparato y vuelva a enchufarlo una vez que se encuentre en perfectas condiciones de continuar respirando. Con ello evitamos desperdiciar medicamento.
Tipos de nebulizadores y cuál es el más aconsejable
El nebulizador fue inventado a mediados del siglo XIX en Francia, por lo que su evolución ha sido continua y, a día de hoy, podemos encontrarlos de distintos tipos.
Por un lado encontramos el nebulizador neumático o de mano, el cual funciona de manera manual y requiere de un impulso a mano. Algo parecido al clásico Ventolin (o salbutamol) para el asma, donde se aprieta un botón para que expulse el medicamento que inhale el paciente.
De aplicación sencilla, como virtud cuenta que puede usarse sin conexión eléctrica, por lo que puedes llevártelo a cualquier parte.
En su contra, su uso manual lo hace inservible en ciertas personas con problemas de movilidad, discapacidad psíquica grave o simplemente pacientes incapaces de poder mantener durante mucho tiempo la labor de tener que estar apretando el aparato para que funcione.
Este defecto no lo tiene el otro tipo de máquinas de aerosol. Hablamos de las eléctricas, que pueden a su vez subdividirse en otras categorías según su potenciador.
Los más comunes son los conocidos como “atomizadores” o “a chorro”, que funcionan como hemos explicado en el apartado anterior. Su uso es sencillo y tiene un coste bajo teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece.
En su contra, algunos suelen hacer bastante ruido y dependen siempre de una conexión eléctrica.
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