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La soya, transgénica o no, es una leguminosa que suele provocar alergias. Se estima que del 5 al 8% de la población infantil y del 1 a 2% de la población adulta son alérgicos a la soya. Ello porque son sensibles a ciertas proteínas que ésta contiene, y al consumirlas, su cuerpo las reconoce como dañinas y produce anticuerpos para atacarlas. Sin embargo, las reacciones no van más allá de ronchitas en la piel o inflamación gastrointestinal.
Para que un cultivo sea resistente a herbicidas, se modifica su ADN para que produzca una o dos proteínas que la fortalecen, y de este modo sobrevivir el rociado. El proceso es similar para hacerlo resistente a plagas, sólo que las proteínas que se busca que produzca el cultivo son tóxicas para insectos. Lograr estas modificaciones genéticas es posible a la integración de genes de otras especies, como nueces de Brasil. Se ha visto que personas alérgicas a nueces reaccionan peligrosamente al consumir soya modificada con estos genes. Ello quiere decir que ciertos alérgenos más fuertes se pueden transmitir a la ya de por sí alergénica soya.
Otro estudio realizado en cerdos ─que, aunque no lo creas, genéticamente se parecen mucho a nosotros─ mostró que las hembras alimentadas con soya y maíz transgénico tenían el útero 25% más hinchado que las que no, y 32% de ambos sexos tenían el estómago más inflamado, mientras que sólo 12% de los alimentados con soya y maíz convencional padecían este mal.
Ciertamente, los casos de alergia han aumentado a la par que el consumo de soya transgénica, pero no podemos adjudicárselo únicamente a este último. Como mencioné previamente, el consumo directo e indirecto de soya a nivel mundial ha aumentado. Mucha gente que nunca había comido soya en su vida la está empezando a agregar a su dieta, sin saber que era sensible a las proteínas que contiene, sean las que naturalmente produce o las que se le transmitieron de los genes de otra especie.
Así como la biotecnología logró traspasar alérgenos a la soya transgénica, hoy en día trabaja para lograr justo lo contrario: reducirlos. Mientras eso sucede, en caso de que creas ser alérgica a la soya, transgénica o no, haz la prueba de retirar todo aquello que la pueda contener.
Vía: InStyle.