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Lo principal
Cuando peleamos con alguien, enseguida se crea el panorama perfecto para un ambiente tenso: queremos confrontarnos y atacar al otro con todas nuestras fuerzas porque nos sentimos heridos y deseamos que el otro también experimente lo mismo. Sin embargo, sabemos el resultado de esto: gritos y un muy mal rato.
Lo cierto es que podemos implementar hábitos más saludables al momento de enfrentarnos a un panorama como este. Será difícil, pero nos encontraremos con resultados más favorables.
A considerar
Al momento de encontrarnos con la discusión, debemos reunir toda nuestra voluntad para respirar y tomarnos una pausa. Por supuesto, la primera reacción siempre será responder con la misma fuerza con la que somos atacados, pero es en ese momento que debemos tener cuidado y controlar la verborrea producto de la ira.
¿Cómo lograrlo? Decirle a nuestra pareja cómo nos sentimos de manera clara y tranquila nos asegura un par de cosas. Por un lado, estamos manifestando nuestras emociones y, además, lo haremos de una manera que no es violenta, pero tampoco pasiva. Por lo tanto, el mensaje que daremos será poderoso porque lo enviamos desde el amor y la vulnerabilidad. Esto resultará en que se cerrará el círculo de violencia, ambos se tomarán un tiempo para conversar y así podrán intercambiar palabras más amables que cuando comenzaron a discutir.
Otros aspectos importantes
Existen alternativas que también nos ayudarán a tener mayor contundencia en nuestras acciones, como las siguientes.
- Mantén una mentalidad abierta ante las necesidades del otro. No todo es sobre ti.
- Recuerda algo importante: discutir no se trata de una competencia.
- Ten en mente que sí es posible encontrar un término medio.
- Aprende a escuchar. De esta manera, sabrás las razones por las cuales llegaron a ese altercado.
Ninguna relación amorosa es perfecta (y no lo debe ser). Habrá peleas y discusiones, pero todo dependerá de cómo manejemos la situación. Por lo tanto, no evitemos los conflictos, ya que más bien aprenderemos de ellos.
Por: ANDREINA MATOS.
Vía: iMUJER.