Nichola decidió casarse después de que su novio, al que conoció a través de Internet, le propusiera matrimonio por segunda vez tras un primer intento a las cinco semanas de conocerse que ella rechazó. Sin embargo, el Día de San Valentín ella le dio el "sí quiero".
La pareja británica planeó su boda durante 17 meses, les ayudaron los tres hijos de la novia. A la ceremonia estaban invitadas 80 personas. El día antes de la boda, Nichola y Darren ensayaron la celebración y todo salió a la perfección.
Sin embargo, la mujer encargó su maquillaje en un salón local, en el cual tardó más de lo previsto, además de que el resultado no le gustó y fue a su casa para lavarse la cara y ponerse guapa por su cuenta.
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Ante su mala suerte, Nichola empezó a desesperarse y decidió llamar a su novio, que le puso todavía más nerviosa al decirle que los invitados ya estaban esperando en la Iglesia, por lo que se subió rápido al coche antiguo que había alquilado para la ocasión junto a sus hijos, pero al ver que éste no disponía de cinturones de seguridad, cogió su Ford Focus y llegó al fin a la Iglesia.
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Cuando el DJ contratado les pidió una tarifa extra por esperar tanto, fue la gota que colmó el vaso y Darren simplemente se fue sin que se diera el matrimonio.
La novia insistió en que hablaran, pero no se logró mucho. Comentó que estuvieron un tiempo juntos, pero ambos estaban decepcionados, por lo que se separaron.
Vía: The Sun.