El primero y más importante de ellos es que, en el fondo, hay cosas a las que no estamos dispuestos a renunciar. Es importante que te analices y analices tus hábitos alimenticios, ya que de nada sirve seguir cada semana una dieta diferente si en el fondo no puedes dejar de comer algún tipo de alimento. Si crees que ir con un nutriólogo es algo temporal y después podrás volver a comer como antes, no vas a ver resultados a largo plazo. Comprometerse con una dieta es también modificar tu estilo de vida con ayuda de un especialista.
¿POR QUÉ NO SEGUIMOS LAS DIETAS?
Eliges una dieta o un nutriólogo sin tomar en cuenta tus hábitos alimenticios. Si tienes un plan con alimentos que nunca habías probado, que son difíciles de preparar o a los cuales simplemente no estás acostumbrada, lo más probable es que la abandones al poco tiempo. Una dieta que funciona a largo plazo debe incluir alimentos que te gustan y a los que estás acostumbrada. Cuando visites a un especialista, lo mejor es que abordes con él tus hábitos de alimentación.
Otra razón muy poderosa para abandonar la dieta es convivir con personas que no están a dieta o que no se preocupan por su alimentación. Si en tu entorno te ofrecen constantemente comida chatarra o te incitan a comer al ritmo de los demás, lo más probable es que tus buenas intenciones no se sostengan. Si quieres un cambio en tu vida, busca personas con las mismas metas que tú para mantenerte motivada.
Otro error que cometemos al hacer dieta es seguir las modas y querer comer cosas importadas o que no son de temporada. Los productos regionales tienen todos los nutrientes que necesitamos si comemos las cantidades correctas, así que no sirve de nada estar gastando una buena parte de tu dinero en superalimentos de moda o en granos traídos del otro lado del mundo. Lo mismo aplica para los suplementos alimenticios. Una dieta duradera es aquella que entra a la perfección en tu presupuesto, con ingredientes que puedes encontrar fácilmente.
Finalmente, una razón muy poderosa para que desistamos al hacer dieta es vivir con la sensación de hambre. Si comenzamos el día comiendo poco y sin respetar las porciones que corresponden a nuestras necesidades, muy pronto estaremos corriendo a comprar una golosina. Estar a dieta no es sinónimo de matarse de hambre. Lo más recomendable es comer una o dos colaciones al día, de preferencia fruta y verdura fresca con un poco de proteína baja en grasa, como jamón de pavo, huevo duro o yogurt natural. No olvides tener horarios regulares para comer y tomar 2 litros de agua al día. Si el aburrimiento o la ansiedad te dan ganas de comer, sal a caminar o hace un poco de ejercicio.
Vía: Rebañando.