 |
Cuando nace la idea
Aún no piensas en que la relación va mal. De hecho, está muy bien y en plena etapa rosa. Sin embargo, empiezas a sentir que algo está fuera de lugar o que algo no está funcionando. Aunque no le prestas atención a este sentimiento, sabes que crecerá.
Empiezan las dudas
Es en esta etapa cuando empiezas a comprender que algo de verdad no está bien y a sentir que quizás no estás en la relación correcta. Ya las cosas no son tan color de rosa ni tan geniales y sientes que estás perdiendo tu tiempo al estar al lado de esta persona. Mucho menos podrías imaginarte un futuro a su lado.
Prepararse para lo peor
Ya en esta fase sabes que quieres terminar la relación. No hay vuelta atrás. Sin embargo, aún no sabes cómo acabar con el asunto, puesto que es delicado. Hay muchas cosas de por medio y necesitas tiempo para pensar. Al menos ya tienes la seguridad de que no quieres continuar.
El paso
Tomar la decisión es difícil, pero no tanto como en verdad hacerlo. Se trata de cuando logras hablar con tu pareja para decirle que no quieres continuar con la relación y deberían tomar caminos separados. Puedes optar por irte alejando poco a poco (una opción no muy saludable pero menos difícil) o cortar todo de raíz.
Separarse de verdad
Muchas parejas caen en el efecto rebote una vez termina su relación. Piensan que porque se extrañan mucho las cosas estarán mejor si vuelven, que han aprendido, pero en la mayoría de los casos esto no funciona y solo empeora las cosas.
Por eso, la etapa final y más importante es lograr que la separación se mantenga. Devolverse las cosas y cortar todo tipo de comunicación, al menos por un tiempo, es importante para conseguirlo. Si logran mantenerse alejados por los primeros días de ruptura, se quedarán así y no habrá tantos problemas.
Poder adelantarnos a los hechos es, en ocasiones, algo muy bueno, especialmente si podemos finalizar con una relación que, de cualquier forma, no va a funcionar. ¡Suerte!
Por: ANA VILLALOBOS.
Vía: iMUJER.