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Los síntomas incluyen:
- Ansiedad intensa aunque ya no exista un peligro real.
- Pesadillas.
- Dificultades para dormir.
- Cambio en los patrones de alimentación (comer menos o más).
- Recordar constantemente imágenes o percepciones sobre el acontecimiento traumático.
- Sensación de un futuro desolador.
- Hipervigilancia.
- Depresión.
- Ideaciones suicidas.
¿Cómo superar esos síntomas?
Saber que es normal sentirse angustiado, triste y con miedo ante lo que acaba de suceder.
Escuchar todo lo que tenga que decir la persona afectada sobre lo que siente y piensa. No interrumpir, ni culpar ni desvalorizar lo que nos está diciendo.
No dar consejos si no los piden.
Validar lo que la persona está sintiendo, por ejemplo: “Es normal que sientas miedo”.
Compartir experiencias y ser empático: “Yo también sentí miedo, es algo que seguramente muchos sentimos”.
Preguntar cómo puede ayudar.
Crear redes de apoyo con familiares y amigos, por ejemplo, planear actividades en grupo como comer juntos.
Si alguien no quiere hablar de lo ocurrido, respetar su espacio.
Por: Claudia Rodríguez Acosta
Vía: NuevaMujer.