El respeto es la base
Aunque parezca algo obvio, muchas relaciones carecen de él. Ambas partes sobrepasan límites y de cierta forma se pierde la individualidad. Para que haya respeto es necesario que entiendan que cada uno puede establecer límites. Ambos valoran la personalidad y cualidades del otro sin pretender cambiarse.
Hay confianza
Imagina que estás hablando con alguien del sexo opuesto y tu pareja llega, ¿cuál es tu actitud? Si los nervios se apoderan de ti, por la reacción que la otra persona puede tener, entonces algo no está bien. La confianza de hablar, vestir, pensar o sentir de cierta forma nunca deben estar determinados por tu pareja. Confiar en el otro y en sus decisiones hará una relación más plena y duradera.
Las mentiras no existen
Si tú y tu pareja pueden hablar de cualquier tema, sin temor de la reacción del otro, todo va por buen camino. Ser transparentes, hablar de lo que nos gusta y lo que no, hacen que las relaciones de pareja se solidifiquen.
Son seres independientes
Muchas veces, las parejas se convierten en uno solo, pero siempre debes recordar que tienes vida propia amigos, intereses y hobbies, por nada del mundo deben renunciar a lo que les gusta. Seguir evolucionando y sumando cosas que te hagan mejor persona, siempre será una prioridad.
Buena comunicación
La clave es siempre decir lo que quieren, sin rodeos y de manera clara. Si tienes dudas respecto a tu pareja o a los sentimientos, no temas hablar ni decir lo que piensas en ese momento. Ser claros con lo que sentimos es básico para el buen funcionamiento de una relación de pareja.
Vía: NuevaMujer.