UVAS
ENGORDA.
Son una de las frutas con más calorías que existen, por lo que siempre es mejor reemplazarlas por otras frutas igualmente pequeñas pero más saludables como fresas, arándanos o frambuesas. En cualquier caso, si te encantan y no puedes privarte de comer uvas, que no sean más de 15 granos.
PLÁTANO
ENGORDA.
Tiene muchas y muy buenas propiedades, pero tiene igualmente un alto índice glicémico y un muy bajo contenido en fibra, con lo que la porción ideal diaria no debe superar el medio plátano.
HIGOS
ENGORDA.
Aunque es delicioso y nos aporta grandes cantidades de minerales y vitaminas, su consumo diario nos hará engordar. Se aconseja consumirlo en pequeñas dosis.
PIÑA
ENGORDA.
Equívocamente relacionada con muchas dietas, la piña es una fruta que concentra enormes cantidades de azúcar: una rodaja de aproximadamente 2 centímetros debe ser nuestra máxima ración diaria.
MELÓN
ENGORDA.
Una porción idónea de melón equivale aproximadamente a tanto como cabría en una taza. Superar esas cantidades frecuentemente nos hará engordar.
CHIRIMOYA
ENGORDA.
La chirimoya tiene un alto contenido en azúcar y una sola unidad de este fruto aporta hasta 75 kcal, con lo que conviene limitar su consumo a 1/4 de unidad diario como máximo.
MANZANAS Y PERAS
ADELGAZAN.
Estas dos frutas aceleran el metabolismo y, por tanto, el proceso de pérdida de peso. Tanto como 3 manzanas o peras pequeñas al día podemos consumir sin ningún problema.
CÍTRICOS
ADELGAZAN.
En general, gracias a su riqueza en vitamina C, los cítricos nos ayudan a quemar grasa y a mantener un metabolismo acelerado.
PAPAYA
ADELGAZA.
No solo apenas tiene calorías, sino que presenta un efecto diurético gracias a su contenido en potasio y mejora la digestión de las proteínas y la combustión de las grasas gracias a la papaína.
Como regla general, sea cual sea la fruta que comamos, debemos procurar hacerlo durante el día, ya que los azúcares simples de la fruta fermentan en la noche y esto nos hace engordar más rápidamente. Por otra parte, en el equilibrio está la virtud: no tenemos por qué prescindir de ninguna fruta si conocemos las porciones que convienen a nuestro organismo y respetamos esas cantidades.
Vía: Rebañando.