En este destino en pleno corazón de la cordillera de los Andes se dan la mano la historia, la naturaleza, la aventura y la gastronomía. Un lugar donde las antiguas tradiciones siguen muy vivas. Antes de emprender el viaje, eso sí, hay que tener en cuenta que Cusco es una ciudad situada a 3.399 metros sobre el nivel del mar es, por eso es frecuente que los turistas sufran el famoso mal de altura, también llamado soroche.
El recorrido debe empezar en la monumental plaza mayor, donde podrás apreciar la Catedral Mayor del Cusco. Las calles que rodean la catedral están llenas de tiendas de artesanía, joyerías y vestimentas típicas. Curiosear en ellas es la mejor manera de conocer el arte cusqueño. La experiencia se redondea visitando el pintoresco barrio de San Blas, con sus calels empedradas y sus balcones llenos de flores, el mejor lugar para tomar el pulso a la vida cotidiana
Este es un buen lugar para sentarse a comer en algún restaurante típico y probar delicias como el café cusqueño recién tostado, el chocolate de Quillabamba o la nata de leche.
En los alrededores de Cusco, en la grandiosidad de las montañas, los Incas construyeron fortalezas como Sacsayhuaman y templos como el de Qoricancha. Todo un mundo de piedra que nos muestra una parte del legado de esta antigua civilización. Un tesoro cuya corona es, como todo el mundo sabe, el espectacular Machu Picchu.
Vía: Dónde Viajar.