- No ayuda en casa.
- Te avergüenza en público.
- Los episodios de berrinches son muy frecuentes.
- Tienes que sobornarlo para que logres que te haga caso.
- Tienes que rogarle para conseguir su atención y que sea obediente.
- Intenta controlar a los adultos que lo rodean. ¡Es todo un manipulador!
- Nunca está satisfecho con nada. Para él nada es suficiente y siempre quiere más y más.
- Te ignora. Aunque le hables fuerte, ¡parece no escucharte!
- Es egoísta. Sólo piensa en él, en sus deseos, quiere que su mundo gire en torno a sus deseos y es incapaz de compartir.
- Te pide ayuda para que le soluciones todo, ¡hasta las cosas más insignificantes!
Vía: Padres e Hijos.