Y es que esta es la etapa de la vida en la que tenemos la madurez para enfrentar desafíos y la energía para salir adelante. A estas alturas, hemos pasado por tanto, que hemos aprendido a querernos y a aceptarnos tal como somos.
Sin duda alguna, el camino que transitaste hasta tu tercera década te dejó grandes enseñanzas que ahora te hacen mucho más atractiva...
Sabes decir que no
No eres un ogro, simplemente conoces tus prioridades y gustos. Hay días en los que quieres reunirte con amigos y otros que disfrutas de tu propia compañía. Sea como sea, siempre eres tú quien toma sus propias decisiones: ¡ya no eres una esclava de la opinión ajena!
Te conoces y te aceptas como eres
A diferencia de cuando tenías 20 años, sabes quién eres y qué es lo que quieres para tu vida. Aprendiste que no hay nada beneficioso en tener a tu alrededor personas que no te valoran. Sabes que tu tiempo vale oro y por eso no se lo das a cualquiera.
Superaste verdaderas dificultades
El recorrido hasta los 30 fue duro: pasaste por muchos desafíos que te hicieron más fuerte y te permitieron conocerte mejor.
Caíste muchas veces y tomaste malas decisiones, por lo que sabes lo que significa que todo vaya mal. Pero nunca te rendiste y eso hizo que a tus 30 años seas una persona capaz de analizar tus errores para sacar algo positivo incluso de los malos momentos.
Eres como una botella de un buen vino
Aprendiste ya mucho sobre la vida y las relaciones. Pero lo más importante es que en estos años lograste conocerte a ti misma: sabes lo que necesitas, lo que te hace bien o mal y lo quieres en la intimidad.
Eso te permite tomar las riendas de cualquier relación, lo que sin duda a la vista de muchos es un rasgo muy atractivo en las mujeres.
¿Moda? La moda soy yo
Aprendes lo que debes de tus errores
Cuando tenías 20 no todos tus errores traían alguna enseñanza. Sin embargo, a los 30 todas las decisiones de tu vida te dejan un aprendizaje que eres capaz de percibir con claridad, por más mínima que sea.
Tener miedo no es una opción para ti
El miedo y la duda te paralizaban, no te permitían avanzar y te hacían dudar de tus cualidades. Durante tus 20, permitiste que ese miedo permaneciera dentro de ti y eso te impidió vivir a pleno. Sin embargo, 10 años después tu vida cambió y ahora no permites que el miedo gane la partida.
¿Entonces? Los años no vienen solos, es verdad, pero no debes tener miedo a crecer. Si sigues por este camino de amor propio y aceptación, te abrirás las puertas a tu propia felicidad y podrás seguir desarrollando la relación más importante de tu vida: la relación contigo misma.
¡Disfruta de tu edad, no dejes que un número te condicione!
Por: Valentina De Anda
Vía: iMUJER.