Neuschwanstein, el Castillo del Rey Loco

En el sur de Baviera, al pie de los Alpes, se encuentra uno de los castillos más bonitos del mundo. Tanto, que parece sacado de un cuento de hadas. Y se podría decir que así es, pues en él se inspiró el mismísimo Walt Disney para crear el castillo de la Bella Durmiente. Por eso, quien visita Neuschwanstein por primera vez, tiene la sensación de haber estado ya allí.

Fue Luis II de Baviera, “el Rey Loco”, quien levantó esta fortaleza de ensueño (una de las muchas que mandó construir durante su reinado) en un paraje natural precioso. Un verdadero sueño y en la actualidad uno de los destinos turísticos más populares de Alemania.

A pesar de su aspecto medieval, que corresponde a un capricho del rey, en realidad se trata de una obra del año 1869. Su interior está decorado con pinturas inspiradas en las óperas de Richard Wagner y un sinfín de curiosidades propias del carácter excéntrico de su dueño. Por eso la visita al interior del castillo es tan interesante y está tan llena de sorpresas.

Neuschwanstein, el Castillo del Rey Loco




Hoy, el Castillo de Neuschwanstein es uno de los grandes iconos de la arquitectura romántica y actualmente recibe a cerca de un millón y medio de visitantes al año.

¿Cómo llegar a Neuschwanstein? Desde Munich se puede viajar en coche y llegar en menos de dos horas. También hay conexiones de tren y autobús hasta la localidad vecina de Füssen, desde donde hay que tomar otro autobús que nos deja a las puertas del castillo en diez minutos.

Vía: Dónde Viajar.

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