Ahora bien, ¿cambiarías de opinión si te dijera que no hay por qué sufrir a la hora de transitar este camino? Sí será necesario realizar determinados sacrificios, pero te aseguro que no te harán sufrir.
Empieza, entonces, por evitar estos errores...
Dietas hipocalóricas
Contar calorías pasó de moda. Medir el valor nutriticional de los alimentos a través de la cantidad de calorías que aportan es un grave (pero muy común) error. Si bien muchos alimentos saludables aportan pocas calorías, esto no significa que un alimento alto calórico no lo sea (sí, el aguacate es una clara prueba de ello).
Lo que revela la verdad son sus propiedades nutricionales y la forma en que estas benefician o no al cuerpo. Podrías comer papas fritas todos los días y aún así perder peso, aunque a nivel nutricional sería muy dañino.
En definitiva, consumir pocas calorías te dará más hambre y terminarás comiendo más de la cuenta.
Resultados instantáneos
Algo que hay que tener presente desde el momento en que uno se propone perder peso es que llevará un tiempo considerable. Dado que nuestros cuerpos están diseñados para evitar la pérdida de peso (supervivencia) el proceso es lento y no podemos pretender ver resultados de forma inmediata.
Pero tienes la garantía de que si te lo propones y trabajas por ellos, tarde o temprano obtendrás resultados.
Satanizar a la grasa
De las “malas” (grasas saturadas y trans) puedes mantenerte 100 % alejado si así lo deseas (y tu cuerpo lo agradecerá), pero las “buenas” (grasas monosaturadas) son necesarias para el óptimo funcionamiento de tu cuerpo y sí o sí debes incluirlas en tu plan alimenticio.
Medidas extremas
Todos sabemos que los extremos no son buenos. Incorporar hábitos tales como entrenar 3 horas por día o saltarse comidas no favorecerá en absoluto la pérdida de peso. Los expertos recomiendan realizar muchos cambios pequeños en la rutina. De esta manera, será mucho más fácil mantenerlos a largo plazo y los resultados serán mucho mejores y más duraderos.
Darle todo el crédito a uno
Muchas personas garantizan que cuando dejaron los lácteos o el gluten fue cuando de verdad adelgazaron. A este respecto, los nutricionistas afirman que eliminar alimentos de la dieta (si no eres celíaco o diabético) no es una buena opción para la salud y no nos asegura que bajaremos de peso.
En lugar de eso, lo más recomendable es reducir las porciones sin preocuparse tanto por los ingredientes, ya que si eliminas un alimento que te gusta mucho, a la hora de comerlo no podrás controlarte y todo tu esfuerzo habrá sido en vano.
Algunos pueden parecer obvios, pero muchas personas ante la desesperación y la ansiedad se someten a dietas extremas y rutinas de ejercicio interminables. De esta manera, lo único que logran es dañar el cuerpo y agotar la mente.
Nunca pierdas de vista que el equilibrio es la clave y, cuando algo no se sienta bien, reconsidera tu camino.
Por:Camila Mendoza.
Vía: iMUJER.