La investigación realizada en Nueva Zelanda a más de mil niños arrojó que succionar el dedo reduce el riesgo de desarrollar ciertos tipos de alergias. La teoría afirma que la exposición temprana a los gérmenes y microbios fortalece el sistema inmunológico y protege a los infantes contra las reacciones exageradas que pudieran tener a ciertas cosas como las mascotas, la hierba, el polen, el pasto, los ácaros o el polvo.
Para llegar a este resultado se le practicaron a los pacientes varias pruebas de punción cutánea para identificar varios tipos de hipersensibilidad. La conclusión fue que 49 por ciento de los niños que no se chupan el dedo desarrolló algún tipo de reacción, mientras que el 31% que practican este hábito son menos propensos a este tipo de sensibilidades.
Malcolm Sears, uno de los investigadores, advirtió que estos hallazgos no son razón suficiente para alentar esta práctica pero sí para que los padres bajen un poco la guardia y no sean tan aprensivos con la higiene de sus hijos.
El artículo también expone la postura de la Asociación Dental de Estados Unidos que aconseja que la prolongación de este hábito puede modificar considerablemente la forma del la boca, la posición de los dientes e incluso la deformación del paladar.
No negamos que la succión es un reflejo normal y natural en nuestros pequeños hasta cierto punto y aunque de vez en cuando les permitamos practicarlo en definitiva debemos evitar que se convierta en costumbre porque a la larga las consecuencias son más negativas que positivas. ¿Qué opinas sobre esta teoría? ¿Le permitirías a tu hijo chuparse el dedo?
Por: Alexandra Gomez
Vía: iMUJER.