Suena a broma pero no lo es. Buda, la ciudad alta (construida a su vez sobre una ciudad anterior llamada Obuda por los magiares y Aquincum por los romanos), se sitúa a la orilla izquierda del Danubio, mientras que Pest, la ciudad baja, se halla en el lado opuesto. La Aquincum romana debe su nombre a los numerosos manantiales termales que ya entonces daban fama al lugar y que hoy son la base de sus fantásticos balnearios.
Fue en la época medieval cuando apareció la ciudad de Pest, entonces completamente independiente de la vecina Buda, que ya se convertiría en la capital del reino de Hungría en 1361. Más adelante, tras la invasión turca del país, Pest fue abandonada hasta la “reconquista” casi 150 años después, por parte de los ejércitos imperiales de los Habsburgo.
Por imposible que parezca, Buda y Pest siguieron siendo consideradas ciudades diferentes aunque muy dependientes la una de la otra y unidas por fuertes vínculos, hasta la construcción en 1849 del famoso Puente de las Cadenas, tan fotografiado por los turistas.
La unificación formal de ambas ciudades se produjo al fin en el año 1873. Así se constituyó la ciudad de Budapest, que pasó a convertirse en la segunda más grande e importante del Imperio Austrohúngaro, sólo superada por Viena.
Vía: Dónde Viajar.