Ahora bien, lo cierto es que la falta de este último puede inferir mucho en nuestro estado de ánimo e, incluso, imposibilitar nuestra felicidad. Entonces, ¿por qué no empezar a cultivarlo?
Al principio, será difícil...
No quiero caer en el cliché de que el amor propio consiste en amar TODO de nosotros TODO el tiempo. Habrá días en que cuestionaremos nuestros defectos y hasta nuestras virtudes. Lo que quiero decir es que no siempre te mantendrás en el equilibrio perfecto.
Habiendo aceptado esta realidad, es fundamental que pongas todo de ti para cambiar la perspectiva autodestructiva que tienes de ti misma, por una que te impulse a abrazarte en tu unicidad y te estimule a seguir avanzando.
Sobre todo al principio, no será fácil, pero...
... ¡pero valdrá la pena!
Cuando finalmente te aceptes tal como eres, podrás encontrar tu equilibrio interno. Entonces, serás consciente de que te mereces lo mejor: eres una persona con una gran capacidad de amar, pero también digna de ser amada. ¡Ya no vivirás para agradar a los demás y dejarás de ser la esclava de las opiniones ajenas!
Eso sí, ¡mucho cuidado!
No te confundas: amarte a ti misma no supone satisfacer todos tus caprichos. Este pensamiento puede llevarte a los excesos. No se trata de comer esa porción de postre de más porque eres buena con la gente y te lo mereces. Tampoco es ir y comprar ropa cuando estés triste ni atacar ferozmente el chocolate en esas instancias. Se trata de amar tu alma, y de escuchar y disfrutar tu cuerpo.
¿Qué es lo que te hace feliz?
Escuchar mi canción favorita, sentir la brisa que acaricia mi rostro con los primeros aromas de primavera o disfrutar de un paseo por el parque o la playa también me conectan conmigo misma, y me ayudan a percibirme con una actitud mucho más positiva.
¿Entonces? Amarse a uno mismo es reconocer que el encanto más conmovedor solo puede nacer de tu interior y de tu disposición hacia la vida. Después, tu físico se encargará de convertirse en el espejo de tus pensamientos y sentimientos.
¿Mi recomendación? Decídete a emprender el empedrado camino de la autoaceptación, porque, a fin de cuentas, solo habrá un amor que será para siempre y nada tiene que ver con parejas: es el amor propio.
Por: Julieta Carballo.
Vía: iMUJER.