El alcohol, el cigarro, las drogas y las relaciones sexuales sin protección también ponen en riesgo a tu salud, pero según un reporte realizado por el Panel Global de Agricultura y Sistemas de Alimentos para la Nutrición, tras las principales causas de muerte siempre se esconde una mala alimentación. Enfermedades tales como la diabetes, las cardiopatías y la mala nutrición son los problemas más frecuentes.
Más dinero, ¿peor alimentación?
La mejora de la educación y la reducción de las tasas de pobreza no resultan, necesariamente, en una alimentación de mayor calidad. Si bien es cierto que un aumento de los salarios permite comprar más alimentos, también es verdad que permite acceder a comida procesada, bebidas azucaradas, entre otras alternativas poco nutritivas.
Los alimentos procesados pueden costar lo mismo (o incluso más) que las frutas, verduras y proteínas, pero su aporte nutricional es casi nulo, ya que están repletos de calorías vacías, azúcar y grasas saturadas.
La culpa de la urbanización
Según el reporte, en África el desarrollo de las ciudades ha potenciado el consumo de alimentos procesados que constituyen un 65% de la canasta básica de la población de países del sur y el este de África. En las áreas rurales, por el contrario, las comidas procesadas representan el 35% de la dieta. Y es que en las ciudades la gente busca practicidad e inmediatez hasta en lo que come para ahorrar tiempo.
¿Qué sucederá?
La situación de África es particularmente compleja: por un lado, gran parte de su población sufre problemas de desnutrición y, por el otro, en las ciudades las personas de clases media y alta realizan elecciones alimenticias poco saludables que en general las llevan al sobrepeso.
Un fenómeno mundial
Ahora bien, este problema no se restringe al continente africano: los malos hábitos alimenticios son propios de la agitada vida de ciudad. Pero ya es hora de que tomemos conciencia de que todo lo que ponemos en nuestra boca es el combustible que nos brinda energía y le da las armas a nuestro cuerpo para defenderse. Si este es de mala calidad, nuestro rendimiento también lo será.
Las opciones sanas en el mercado son cada vez más y deberías empezar a probarlas. A fin de cuentas, comer un plato nutritivo implica la misma cantidad de tiempo y dinero que optar por uno cargado de grasas trans.
Por: Camila Mendoza.
Vía: iMUJER.