1. Semillas de fruta
Aunque no lo creas, las semillas de manzana, de cereza, de albaricoque o de melocotón contienen cianuro de hidrógeno llamado ácido prúsico. Si bien comer algunas no te hará nada, si las consumes en grandes cantidades es probable que sí lo haga.
2. Ruibarbo
3. Nuez moscada
Consumir solo unos gramos de nuez moscada puede producir convulsiones y comerla entera da lugar a un tipo de psicosis que te dará una horrible sensación de muerte inminente.
4. Papas (patatas)
Es importante no consumir los brotes verdes de las papas (patatas) porque producen diarrea, dolores estomacales e inclusive coma y muerte.
5. Almendras
Las almendras dulces no traen problemas pero las amargas sí, pues contienen una alta dosis de cianuro de hidrógeno. Dicen los que saben que comer entre hasta 10 almendras amargas puede ser fatal en un niño pequeño.
6. Tomates
Las hojas y los tallos de la tomatera cuentan con venenos alcalinos que pueden hacer mucho daño al estómago. Lo mismo ocurre si los tomates están verdes, pues su consumo en grandes cantidades puede ser fatal.
7. Yuca
8. Anacardos
Si bien puedes pensar que estás comiendo anacardos crudos, déjame decirte que por fortuna no es así debido a que están cocidos al vapor. Este procedimiento sirve para eliminar el urushiol, un compuesto químico que se encuentra también en la hiedra venenosa y que causa el mismo efecto. Si se consumen grandes cantidades de anacardos sin pasar por el hervor, el resultado puede ser fatal.
9. Miel cruda
La miel cruda no pasa por el proceso de pasteurización donde se matan las toxinas que son nocivas para la salud. La miel cruda contiene grayanotoxina que puede dar lugar a mareos, debilidad, sudor en exceso, náuseas y vómitos. Estos síntomas duran 24 horas por lo que no es una buena idea comer miel sin pasteurizar en grandes cantidades.
Imagino que te quedaste pasmada como me pasó a mi cuando me enteré que todos estos alimentos pueden ser muy peligrosos para la salud. Pero no hay que desesperarse, solo es cuestión de tener cuidado, ¡nada más que eso!
Por: Marcela Antonacci.
Vía: iMUJER.