La ciudad en sí es un laberinto de calles estrechas donde la historia y el arte nos esperan tras cada esquina. El recorrido típico se inicia en la Porta Catania (rematada por un escudo de piedra de la Corona de Aragón) y concluye en la Porta Messina. En medio, un sinfín de edificios y monumentos destacados como el Duomo, la Cattedrale di San Nicola y numerosos palacios.
Otros rincones de la ciudad que no debemos perdernos son la animada Piazza IX Aprile, llena de bares y restaurantes, el Vicolo Streto, la calle más estrecha de la ciudad, y el Largo Santa Caterina, donde inicia la Via Teatro Greco y desde la que se accede a la atracción más importante de la ciudad, el Teatro Griego. La presencia de griegos y romanos, y su magnífico legado, es algo que confiere a esta ciudad un encanto especial y único.
Por último, hay que señalar que la costa de Taormina está llena de tesoros naturales como la Isola Bella, en la bahía de Mazzaró. Pese a ser una isla se puede llegar a ella incluso a pie por una estrecha lengua de arena. Para contemplar esta y otras maravillas se puede tomar el teleférico que nos lleva desde el centro de Taormina hasta la bahía.
Vía: Dónde Viajar.