Para dar con ellos hay que tomar la dirección opuesta a la que nos lleva hasta las playas del Día D. Desde el puerto de Le Havre hay que viajar en direción noreste. Allí, después de 20 kilómetros de ruta junto al mar, aparece este paisaje surrealista cuajado de formaciones rocosas caprichosas que en su día llegaron a seducir al mismísimo Claude Monet, genio del impresionismo. El pintor halló aquí inspiración para muchas de sus obras, pintando los mismos acantilados, rocas, arcos y columnas a diferentes horas del día, bañados cada vez por una luz diferente.
El cxatálogo de curiosidades de Étretat es asombroso, aunque por encima de todas destacauna formación rocosa llamada Porte d’Aval, que se compone de un gigantesco arco adosado que conecta el acantilado con un pequeño islote. Muchos lo han descrito como el arbotante de una catedral gigantesca, las ruinas de un edificio imposible.
Otras formaciones que podemos encontrar aquí son por ejemplo Le Manneporte, otro colosal arco, o la solitaria Roca de Vaudieu, invisible los días nublados o cuando la bruma se asienta sobre a costa normanda.
Vía: Dónde Viajar.