Pero la palabra clave, por supuesto, es “feliz”. Porque la ciencia también ha comprobado que un matrimonio tormentoso o simplemente insatisfactorio puede causar serios estragos en la salud emocional y física. ¡O sea, que la felicidad matrimonial es algo casi-casi de vida o muerte!
Ahora la pregunta que flota en el aire desde que se creó el matrimonio: ¿Cómo se logra uno genuinamente feliz, en el que las dos partes se sientan afortunadas de estar con su pareja?
EL SECRETO DE GEORGE Y AMAL
Algunos sicólogos han estudiado a una de las parejas más famosas y hot del universo, y han descubierto que la relación de George Clooney y Amal Alamuddin no es producto de la casualidad, que es como muchos ven el flechazo de Cupido. Por muy improbable que parezca, está ligada a lo que el sicólogo canadiense Eric Berne llamó “análisis transaccional”.
Y eso, ¿cómo se traduce? Suena “difícil”, pero dicho de la manera más simple, el matrimonio feliz tiene un fuerte componente de química sexual, pero además funciona en tres áreas que, según Berne, son básicas en el ser humano y pueden determinar el éxito o el fracaso de la relación.
De acuerdo con Berne —quien se basó en las ideas de Sigmund Freud para formular algunas de sus teorías—, toda persona tiene tres estados del ego: el padre, que es lo que le enseñaron; el niño, que es lo que ha sentido, y el adulto, que representa lo que ha aprendido. Y si te preguntas qué tiene que ver todo esto con el amor, el sexo, la pasión y la felicidad matrimonial, aquí tienes la respuesta: cuando dos personas son realmente compatibles, ambas se conectan en cada uno de esos niveles. Como en el caso de George y Amal. Después de un sinfín de relaciones “prometedoras”, pero que siempre terminaban antes de llegar al altar, Clooney se perfilaba como un solterón empedernido… hasta que conoció a la mujer que él llamó “su complemento perfecto”. La abogada británica Amal Alamuddin atrapó a al actor, pero no solo con su elegancia y su atractivo, porque por la vida de él habían pasado algunas de las mujeres más bellas del planeta. ¿En qué radica el encanto de Amal? Ya lo dice la ciencia: en que ella y George se complementan en los tres niveles del ego.
George y Amal tienen los mismos intereses humanitarios (el padre); el mismo sentido del humor (el niño) y se admiran mutuamente (el adulto). Añádele a esto una pizca potente de atracción física, o química, y tienes las bases de un matrimonio pleno y feliz.
PONLO A PRUEBA
Estas preguntas te pueden ayudar a determinar el nivel de compatibilidad que tienes con tu pareja en cada una de estas áreas:
EL PADRE: ¿Tienen los mismos valores o la misma manera de ver el mundo?
EL NIÑO: ¿Se divierten juntos? ¿Piensas que tu media naranja es hot? ¿Pueden ser espontáneos? ¿Les gusta viajar o aprender cosas nuevas en pareja?
EL ADULTO: ¿Se admiran mutuamente? ¿Respetas su forma de ser y sus opiniones, y sientes que él respeta las tuyas? ¿Son capaces de resolver juntos cualquier problema?
Por supuesto, no todas las parejas se complementan en un ciento por ciento. ¡Ni siquiera George y Amal! Recuerda: ellos son compatibles, pero no idénticos. ¿Cómo se manejan las diferencias con éxito? ¡Ahí está la clave!
UNA CUESTIÓN DE BALANCE
El peligro radica en tratar de crear un balance tipo “Yo soy responsable (el adulto)” y “Tú eres espontáneo (el niño)”, lo cual puede funcionar un tiempo... hasta que uno de los dos se cansa de la desproporción y grita: “¡Estoy cansado de tener que asumir todas las responsabilidades!”, mientras el otro se queja y dice: “¡Eres un aguafiestas!”.
Antes de que eso suceda, la pareja debe reconocer los niveles en los que no coinciden y pasar por un proceso llamado “diferenciación”, que los ayude a reconocer sus diferencias y a aprender a manejarlas con éxito. Este proceso tiene dos partes:
1. Autodiferenciación. Conócete a ti misma: “Esta es quien soy y lo que quiero, valoro, me gusta, deseo…”.
2. Diferenciación del otro. “Estas son las áreas en las que somos, pensamos y sentimos en forma diferente”.
De esta manera los esposos pueden entablar una relación adulta basada en la realidad, no en la fantasía romántica de las almas gemelas. Al darse el espacio de ser como son, juntos y por separados, ninguno se siente frustrado ni entabla una guerra emocional para tratar de cambiar al otro.
Cuando existe un auténtico deseo de nutrir la relación, las parejas pueden sobrevivir a este proceso y vivir una relación plena, sexy y feliz como la de George y Amal.
Vía: VANIDADES.