Reconociendo que la cocina holandesa no está en la primera división de la gastronomía mundial, sí es cierto que tiene ciertas virtudes. Para empezar, está estrechamente vinculada con la pesca y la agricultura. Además, tiene la virtud de la sencillez, con abundancia de verduras y poca carne.
Estas son algunas de las delicias cien por cien holandesas: la primera de todas, el bocadillo de arenque (broodje haring), que se sirve en puestos callejeros y se acompaña de mostaza, pepinillo y daditos de cebolla. Una pequeña maravilla para el paladar. También en puestos callejeros, igual que en Bélgica, encontramos las inevitables patatas fritas, acompañadas de mil y una salsas.
Pero lo mejor es que en Amsterdam, como ciudad cosmopolita que es, podemos encontrar todo tipo de restaurantes donde disfrutar de platos de todos los rincones del mundo. En este sentido vale la pena dedicar al menos un día a probar la cocina indonesia: hay muchos lugares donde darse un festín exótico y sorprendente.
Vía: Dónde Viajar.