Este es el motivo por el cual los turistas acuden a Punaluu. Aquí no encuentran los servicios ni las opciones de ocio de otras playas hawaianas, pero sí la posibilidad de a disfrutar de un paisaje único, casi irreal, y también para contemplar el espectáculo natural de las tortugas marinas que anidan en estas arenas negras. Eso sí, en Punaluu no se puede nadar, puesto que el oleaje y las corrientes son demasiado fuertes y lanzan a los bañistas contra las rocas.
Pero no se acaban ahí las sorpresas que reserva Punaluu a los viajeros curiosos. Resulta que por debajo de este suelo negro y arenoso fluye un río subterráneo, que transporta grandes cantidades de agua dulce y muy fría al mar. Tanto es asi que en otros tiempos la gente de la isla buceaba con grandes jarras en esta playa para obtener agua que beber en épocas de sequía.
Es una costumbre muy extendida entre los turistas llevarse un puñado de arena negra y brillante en una bolsita como souvenir de Punaluu y colocarla en algún rincón de casa dentro de un bote de cristal. Esto está prohibido por las autoridades pero todo el mundo lo hace.
Vía: Dónde Viajar.